En condiciones normales, el gato se comporta como un cazador solitario. Sin embargo, el gato doméstico es una especie capaz de adaptarse a su entorno y entablar relaciones con otros congéneres y con los humanos. Algunos factores influyen en el tipo de relación que se puede establecer. Estos factores agrupan por ejemplo, la disponibilidad de alimento, los escondites y el tamaño del territorio. Los adultos, machos o hembras, no forman grupos permanentes salvo que tengan una buena razón para hacerlo. Por ejemplo, las hembras pueden vivir en pequeños grupos sociales, compartiendo los gatitos a criar, o una colonia puede vivir junta para compartir una fuente importante de alimento. En el seno de un grupo constituido, las interacciones sociales son complejas, influenciadas por numerosos parámetros: edad, sexo, estatus social o familiar.
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